lunes, 25 de enero de 2010
El hombre inconcluso
Inconcluso: Inacabado (DRAE).
No terminado, sin final conocido o definido (Yo).
Todos estamos inconclusos, sin terminar. Realmente, no nos terminamos hasta que nos morimos, peculiar paradoja que nos hace eternamente insatisfechos, hasta de morir, que debiera ser la conclusión más razonable y esperada de toda una vida.
Inconclusos estamos todos, pero yo más. O a veces, me veo más inconcluso que los demás, por lo menos en lo que yo percibo.
Como esas novelas por entregas, largas, prolijas, que no parecen tener un argumento claro ni un final previsto. Al estilo "Perdidos", vaya. Profético.
Yo me siento inconcluso no sólo en lo general, en lo vital, sino también en lo particular, en lo parcial, incompleto en las diversas partes de mi vida que conforman un todo, mi Vida.
Si no, no entiendo porqué algunas cosas se me escapan entre las manos y se escurren de mi corto entendimiento. Porqué, a veces, me empeño en librar guerras perdidas de antemano, alzarme belicoso contra molinos evidentes, y en otras, ver fenecer por inanición cosas que cualquiera con una sesera en condiciones hubiera dedicado esfuerzos sin tregua. Vamos, que en ocasiones, ni yo me entiendo.
Alguien debería explicarme de forma sencilla y amena, didáctica incluso, porqué dejé consumir por falta de combustible una relación tranquila, con futuro, calmada, y aplicarme con todas mis fuerzas a ser combustible y comburente de otra relación tormentosa, fiera y feroz, tiovivo permanente, prisma de sólo dos colores, borrachera alternada con resaca que te motiva y te agota a la vez.
Y cómo, después de ésto, alimento a fieras a las que sé que no puedo mantener, por las que es muy posible que acabe devorado.Ya he oído varias veces rugidos, ya he visto una vez las fauces.
Mal acróbata de los sentimientos, permanente agitador de corazones, jugando al despiste cuando todos saben dónde andas, alguien acabará poniendo a pochar a fuego lento mi corazón..
Y porqué, teniendo delante de mí unos ojos bonitos, una sonrisa de ángel y un corazón de oro, en los que veo escritos la esperanza y asomando la comprensión, mi desenfocada e inconclusa mirada sigue viendo esos ojos endemoniados, esa sonrisa maléfica y un alma de granito.
Qué me lleva a buscar cuando ya tengo, a hacer limpieza cuando nada hay que vaciar, a subir cuando estoy a mitad de la bajada.
Quizá porque tengo algo inacabado; sólo me falta saber qué es.
Esto se lo debía a Thalía. Tenía más sentido cuando lo escribí, pero sé que lo entenderás.
Y alguien más también, aunque no sé cuando.
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Lo único que te falta, lo único que tienes que hacer, es darte una oportunidad a ti mismo. Y para conseguir hacer eso, primero tienes que perdonarte, tienes que dejar de sentirte culpable. Entonces, podrás darte una oportunidad. Espero que no sea demasiado tarde.
ResponderEliminarPiensa también, que igual eres un poco Qujote, pero en lugar de confundir molinos con gigantes, confundes fauces con ronroneos de gatito.
Réstale importancia a todo, úntate de aceite para que todo te resbale, y vive.
Un beso.